jueves, 5 de noviembre de 2015

1984, un libro que no te dejará indiferente

Hoy os quiero dejar con otro libro para reflexionar, uno de esos libros que son como una bofetada en la cara, que los terminas y al ver las noticias parecen gritarnos desde el pasado "os lo advertí". En 1949, George Orwell publicaba 1984, una novela basada en un futuro ficticio en el la información estaba manipulada, la población vigilada, las libertades aplastadas... De hecho, surgió el término "orwelliano" para describir organizaciones y estructuras totalitarias y represoras.
Es una novela que, a pesar del tiempo que ha pasado desde su publicación, su vigencia es innegable. Está lleno de pasajes memorables que nos invitan o, más bien, obligan a tomar conciencia, a estar despiertos, a rebelarnos contra la imposición de una forma de pensar y de comunicarnos única.

Hablábamos hace unos días sobre el pensamiento divergente y como nuestro sistema educativo nos estandarizaba, pues bién,  esa misma línea llevada al extremo es donde se desarrolla la novela de Orwell. La neolengua de la que se habla en el libro, no hace sino limitar y dirigir nuestro pensamiento, lo controlan a través de las palabras, es muy difícil que pienses en rebelarte si no tienes una palabra para ello. Todo está estructurado para tener una sociedad dócil y homogénea, los diferentes son criminales, su crimen puede ser simplemente pensar al margen de la ordoxia establecida, crimen mental, y son llevados al Minisiterio del Amor, donde se les "reeduca" para que vuelvan a la corriente.

En estos tiempos que corren de elecciones, alternativas políticas, guerras, desastres naturales, tragedias humanas... es fundamental que permanezcamos alerta, que tengamos espíritu crítico, que pensémos qué queremos para nosotros y para los que vienen detrás, que no nos dejemos despojar de nuestra individualidad y creatividad. Algunos dirán que no se puede hacer nada, que "está todo el pescado vendido" y que nadie escucha nunca. Mi propuesta es que nos fijemos en una hilera de fichas de dominó, si la primera ficha cae, poco a poco todas las demás lo harán. En un primer momento todas las fichas están en la misma posición y no tienen intención de cambiar, pero al final lo hacen. Si nosotros iniciamos un cambio personal, eso influirá en los que nos rodean que, probablemente, se unan a nuestro cambio invitando a su vez a otros. Para correr una maratón, hay que comenzar dando un paso.

En tiempos de autopistas digitales de alta velocidad que nos llevan del punto A al B en un suspiro, no hay que olvidarse del encanto de las carreteras analógicas que transcurren por mitad de la naturaleza, donde nos da tiempo a observar, escuchar y sentir lo que nos rodea de una forma más plena y consciente. No hay que tener miedo a abandonar el camino señalado, en la diversidad e individualidad personal está la riqueza del ser humano. Feliz día caminantes.



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